Hablemos en Cristiano

Sep 8, 2022

¡Abajo las Muletillas!

Mi profesora de Historia de Nicaragua de tercer año era una señora de treinta y tantos años de edad, licenciada en Ciencias Sociales, cuyo trato afable hacia sus alumnos y colegas permitía que le profesamos cariño. No recuerdo haber recibido de ella un desaire ni siquiera un improperio; era, en cambio, recta, comedida y esbozaba siempre una risita fresca de confianza que, de vez en cuando, se traslucía en elogios gentiles ante los resultados de las evaluaciones sistemáticas y la disciplina ejemplar de sus tiernos pupilos.

Como mi memoria nunca ha sido buena para almacenar registros de nombres, el suyo ahora no me viene ni por error. Pero, eso no importa porque cuando uno es estudiante inmaduro, es capaz de cometer los más grandes atropellos aún en contra de los mejores profesores, y ella no fue la excepción.

Recuerdo que en sus continuas peroratas por hacernos entender los vericuetos en los que se ha visto sumergido el país desde tiempos de la Colonia, una tarde calurosa y somnolienta, la profesora nos hablaba del tratado Caña-Jerez.[1] Al menos una decena de estudiantes estábamos lápiz en mano prestándole atención a su discurso, pero no con la intención de comprender el tema que con tanta efusividad la maestra se esforzaba en explicar, yendo de un lado a otro, entre las hileras de los pupitres, con su falda al ras de las rodillas y su ruidoso andar provocado por sus zapatos de tacón. Con la técnica de “los palotes” anotamos en nuestros respectivos cuadernos las veces en que la maestra repetía la palabra “prácticamente”. Esa tarde, repito, en mi registro (¡eso sí lo recuerdo bien!) pude contar 36; otro estudiante constató 37; otro, 33; pero el más salvaje y burlón de todos contó 40.

Como el nombre lo indica las muletillas[2] funcionan como apoyo para el hablante quien utiliza palabras y frases que repite constantemente como si se tratara de una “muleta” o “bastón”. Citemos algunos ejemplos de muletillas: Bueno, este, como decía, sin embargo, es decir, ¿verdad?, ok…

El uso constante de las muletillas dificulta la comprensión del mensaje, distrayendo en todo momento al receptor. Por lo tanto, el uso excesivo de las mismas podría colapsar definitivamente con la finalidad básica de cualquier discurso oral. Pero, ¿Cómo podemos evitarlas? Aquí te dejo unos consejos:

  1. Identifica en tu discurso oral si repites inconscientemente una palabra o frase. Puedes auxiliarte de algún amigo que te diga con franqueza qué es lo que está mal cuando hablas en público.
  2. Crea pausas largas que te obliguen a pensar en lo que vas a decir. Sólo así dejarás de usar las muletillas porque estas vienen mentalmente como un recurso que falsamente te permitirá concatenar una idea con otra.
  3. Practica constantemente dejándote mensajes de voz y escúchalos de forma crítica y valorativa.

[1]Es un tratado que permitió fijar los límites fronterizos entre Nicaragua y Costa Rica. Se llama así porque los Ministros Plenipotenciarios que se involucraron para dicha resolución fueron los señores José María Cañas, de Costa Rica y Máximo Jerez, de Nicaragua.
[2]www.fundeu.es/escribireninternet/muletillas-y-redundancias